viernes, 28 de enero de 2011

-Te toca irte a Cahalate, compa...

Luego que fui capturado y puesto en libertad, pasé alrededor de cuatro meses inactivo en el trabajo orgánico; de la empresa donde laboraba me despidieron al enterearse de las razones de mi captura.

Para no quedar completamente en el aire, retome mis estudios universitarios, esto me ayudó de alguna manera a superar el trauma de la cárcel.

Como estabamos en guerra y había que guardar la medidas de seguridad, no me visitaba nadie ni yo visitaba a mis amigos, mucho menos gente organizada por aquello de la compartimentación.

Milton quien era mi responsable, había sido herido en una acción militar en Tamanique y estaba curandose en un lugar clandestino, mi nuevo responsable temporal fue Julio (su seudónimo), al momento de mi captura él fungía como mi coordinador.

Al tercer día de mi captura, habíamos dejado un "conecte" con Julio justamente en el Cafetalón de Santa Tecla donde hay canchas de futbol, él me espero un Domingo a las tres de la tarde sin saber que estaba siendo interrogado por la "secreta" de la Policía Nacional en el Castillo.

Cuando Julio visita el negocio de mi madre el lunes siguiente, conoce la noticia de mi captura, queda pálido de la impresión pero a la vez reconfortado al saber que no me habían asesinado, ni desaparecido, inmediatamente echa a andar el mecanismo de seguridad para el colectivo.

De esta manera, considero que Julio, el compa de quien guardo un profundo respeto y admiración, se dio cuenta de mi contextura revolucionaria, porque a tres días de mi captura muy facilmente pudo haber sido capturado en el Cafetalón si yo hubiera flaqueado y traicionado a mis compañeros.


Un 13 de septiembre me ofrecen irme a Chalate

Pasado los meses de encierro en mi casa, me contacto con Julio, nos citamos en un cafetín que queda atrás del Hospital de Maternidad en San Salvador, ahí me dice que lo único que me toca es irme a un frente de guerra y sería en Chalatenango porque ya estoy "quemado" (ubicado por la PN).


Justo a la hora que estábamos platicando, escuchamos la noticia que los estudiantes de la U estaban siendo masacrados cerca al centro de Gobierno, ellos exigían presupuesto para la Universidad.

Me doy cuenta que se van cerrando aún más los espacios para la protesta social y lo que toca es definirse en la actuación revolucionaria, no obstante, me generan dudas e incertidumbres irme a Chalate, primero porque mi madre que ya había sufrido con mi captura y ahora darle la noticia de irme por tiempo indefinido sin vernos y sin saber si estaría vivo o muerto.


Todo eso, pesó a la hora de decidirme, además, mi preparación militar no era tan buena que digamos, en vez de ayudar causaría estorbo, así soy Yo, cuando debo decidirme por algo muy delicado, lo pienso una y mil veces para no cometer un error del cual podría arrepentirme, estando vivo, porque muerto "p´qué..." y en Chalate tuve el presentimiento que quizás no regresaría.


Le pedí  a Julio que lo pensaría detenidamente y hablaría con mi familia por que al final me debía a ellos y pesaría lo que me contestaran en apoyo o desacuerdo de mi decisión.

No pasó mucho tiempo, cuando volví a contactarme esta vez con Milton, ya había sanado de la herida de bala en el pie, Julio ya había pasado a otra estructura de la organización.

Mucho tiempo después fue Milton quien me contó de la caída en combate de Julio por la zona de la colonia San Benito durante la ofensiva del 89, el fue herido en el abdomen por el ejército, los compañeros querían llevárselo cargado pero el sabía que el ejército estaba muy cerca y eran cientos, les dijo,- dejenme compas...vayanse yo les cubro la retirada...  ¡HONOR Y GLORIA PARA UN HOMBRE VALIENTE...EL HOMBRE NUEVO... HECHO DE ARCILLA Y FUEGO!

A Milton le expliqué que no me iba a Chalate pero quería seguir en la milicias haciendo otras tareas, me contestó mas o menos que correría bajo mi propio riesgo puesto que mi situación era delicada.

En efecto, seguí trabajando aun más en la clandestinidad, para la zona de Armenia, Zaragoza y Santa Tecla pero con más cautela y siempre armado porque el el ejército ya no me creería que lo hice por dinero, esta vez, iba a ser en serio.

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